26/1/12
Aparicio
El apellido Aparicio viene del latín Apparitio, nombre que en la edad media se le daba a la fiesta de la Epifanía. Se le ponía este nombre a los niños nacidos el día de la dicha fiesta (6 de enero). Los primitivos solares de este linaje estuvieron asentados en las encartaciones del Señorío de Vizcaya. Se trató de casas fuertemente amuralladas, casi auténticas fortalezas, preparadas para resistir el ataque de los moros, si estos llegaban a producirse. De estas encartaciones vizcaínas, sus moradores partieron hacia las montañas asturianas, al enterarse de que el caudillo don Pelayo se había refugiado en Covadonga, a fin de reorganizar sus huestes y poder pasar a la ofensiva contra los musulmanes invasores de la Península Ibérica. Lucharon, pues, los Aparicio vizcaínos junto a las huestes de don Pelayo en cuantas batallas sostuvo contra los moros. Y sus descendientes continuaron la misma política de manera que se hallaban presentes en la toma de la ciudad de León. Fue precisamente del solar leonés del que partieron varias ramas que fueron extendiéndose por ambas Castillas, Extremadura, Murcia, Toledo y las tierras próximas a Madrid. Otra rama pasó a la isla de Cuba y otra al continente americano. En el año 1.000, en la lucha contra los sarracenos floreció un célebre guerrero, el capitán don Pando Aparicio, cuyas hazañas se hallan consignadas en las crónicas de la época. En el año 1320, vivieron tres hermanos, Alvar, Sancho y Rodrigo Aparicio, que fundaron distintos solares. El primero lo hizo en Castilla, y el segundo en Extremadura y el tercero en Andalucía. Y de estas ramas, provinieron otras muchas, como, por ejemplo, la que se estableció en Toledo. Otra rama hizo solar en la villa de Almagro, Ciudad Real, y posteriormente algunos de sus descendientes pasaron al reino de Murcia, cerca de Caravaca. La que se estableció en Madrid tiene su procedencia en la de Salamanca, fundada por don Juan Manuel Aparicio, en tiempos del Emperador Carlos V.En campo de azur, un castillo de plata, aclarado de azur, sobre una roca de su color natural; cortado de plata, con una banda de sinople, engolada en cabezas de dragones del mismo color, salpicadas de oro y lampasadas de gules. Bordura de azur, con ocho veneras de plata.
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